Balances y desafios en Uruguay luego de una década de gobierno de la izquierda

AutorGerardo Caetano
CargoHistoriador y politólogo
Páginas35-56
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DOI:10.11606/issn.1676-6288.prolam. 2016.120133
BALANCES Y DESAFIOS EN URUGUAY LUEGO DE UNA DÉCADA
DE GOBIERNO DE LA IZQUIERDA
BALANCE AND CHALLENGES IN URUGUAY AFTER A DECADE OF
LEFT GOVERNMENT
Gerardo Caetano
Universidad de la República, Montevideo, Uruguay 1
Resumen: En el artículo que sigue se realiza un balance crítico e integral acerca de los
principales resultados de los dos gobiernos frenteamplistas desplegados en la última década
(2005-2010 y 2010-2015). Asimismo, se registran los principales desafíos que enfrenta desde
en un contexto de desaceleración del tercer gobierno de la izquierda presidido por Tabaré
Vázquez desde marzo de 2015. En el análisis de esa tensión entre balances y desafíos, el autor
procura fundamentar que la coyuntura actual no es la hora del “freno” sino la de un renovado
y responsable “impulso” a las políticas transformadoras.
Palabras clave: Uruguay; Frente Amplio; Políticas Públicas.
Abstract: This article proposes a general and critical evaluation of the governments of the
Frente Amplio in the last decade. (2005-2010 and 2010-2015) It also identifies the main
challenges of the current administration and the context of deceleration of the economy. The
author argues that these challenges and critical balances should not mean the stoppage of the
reformist project but should be taken as an opportunity to actually go further in such process.
Key words: Uruguay; Frente Amplio; Public Policy.
1 Historiador y politólogo. Coordinador del Observatorio de Coyuntura Política, Instituto de Ciencia Política;
director Académico del Centro para la Formación en Integración Regional; Presidente del Consejo Superior de
Faculdade Latino-Americana de Ciências Sociais. E-mail: . Recebido em:
26.02.2016; aceito em: 07.06.2016.
Gerardo Caetano Cadernos Prolam/USP 15 (28): pp. 35-56 [2016]
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1 DEL PAÍS DE LA CRISIS A LA HIPÓTESIS DEL DESARROLLO
A comienzos de este siglo, el entonces presidente Jorge Batlle (2000-2005) todavía
podía marcar la impronta de la política uruguaya con su peculiar estilo, orientado como él
mismo definió a “desacralizar el poder” y a postular la búsqueda de un nuevo “estado del
alma”, aunque desde un claro alineamiento fuertemente liberal en materia de política
económica e inserción internacional. Sin embargo, con la recesión instalada en la región desde
1999 y con los primeros indicios sobre la inminencia del desplome argentino que se
confirmaría en diciembre del 2001, poco a poco comenzaron a resultar cada vez más
evidentes las debilidades del gobierno, sustentado, además, en una coalición difícil entre los
partidos tradicionales uruguayos (Blanco y Colorado), que Batlle buscó tramitar desde un
vínculo directo y osado con la opinión pública. Luego el país comenzó a padecer las llamadas
“siete plagas” (aftosa, desequilibrios monetarios con la región, crisis financiera,
desacomodamiento de los mercados internacionales, etc.) y más allá de controversias, el
presidente Batlle y su gobierno vieron caer a ritmo de vértigo no solo su popularidad sino
también su credibilidad gobernante.
El estallido de la crisis, que venía anunciándose pero que finalmente se desató en el
país con toda su virulencia en 2002, encontró a un gobierno muy debilitado en varios frentes.
Los fundamentos de la reforma constitucional de 1996 crear reglas electorales que
incentivaran coaliciones fuertes y duraderas y presidentes con fuerza política y respaldo
propios 2 pusieron de manifiesto su dudosa consistencia en aquella encrucijada. La coalición
se rompió en el peor momento y el centro presidencial alcanzó en esa misma coyuntura crítica
una debilidad tal que lo llevó casi al inmovilismo y a la imposibilidad de interlocución
negociadora. Como hoy sabemos y entonces se intuía, no faltaron conspiraciones que
buscaron la interrupción del mandato de Batlle y la realización de elecciones anticipadas,
hipótesis catastrófica que pudo evitarse gracias a la lealtad institucional y el civismo puestos
de manifiesto por la amplia mayoría de los actores políticos y sociales en el país.3
A partir de esa dura inflexión de la historia reciente del Uruguay, se iniciaba una larga
década y media pródiga en acontecimientos y transformaciones de significación particular.
Reseñemos cuatro especialmente relevantes:
a) El país atravesó una de las más profundas crisis económicas y sociales de su
historia moderna, solo comparable a las del ajuste recesivo (1982-1984) al final de la
dictadura y a la de comienzos de la década de los treinta.
La hondura de la crisis resultó de una magnitud inusitada. La recesión se prolongó
prácticamente durante cuatro años y medio, desde enero de 1999 hasta mediados del 2003.
Como se advierte en los cuadros y gráficas que se incluyen más adelante, el examen de
indicadores como la caída vertical del PIB entre fines de 1998 y mediados de 2003 (en
términos globales y por persona), los niveles del desempleo que orillaron la cifra récord del
20%, los problemas de ocupación que afectaron a la mayoría de los activos, la fuerte
2 La reforma constitucional de 1996 básicamente se orientó a reformas del sistema electoral. Entre otras
disposiciones, introdujo la segunda vuelta entre los dos candidatos más votados, para el caso de que el candidato
ganador en la primera vuelta no obtuviera el 50% más uno de los votos emitidos. En cuatro ciclo electorales bajo
estas reglas (1999, 2 004, 2 009 y 2014), solo Tabaré Vázquez en el proceso electoral del 2004 pudo ganar en
primera vuelta.
3 A este respecto , cfr. muy especialmente Claudio Paolillo , Con los días contados. Montevideo: Búsqueda Fin
de Siglo, 2004.

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