Descentralización productiva en Chile: efectos de la nueva ley de subcontratación laboral
| Autor | Diego López Fernández |
| Cargo | Abogado de la Universidad de Chile |
| Páginas | 24-34 |
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Como la ley laboral chilena permite ampliamente la subcontratación laboral, tanto en los servicios principales de las empresas tomadoras como en sus servicios accesorios o secundarios, la externalización permanente de la producción se ha transformado en un recurso habitual para el funcionamiento de las empresas. En efecto, según la última encuesta oficial que realiza periódicamente el Ministerio del Trabajo (ENCUESTA LABORAL (ENCLA) 2011), la subcontratación laboral es ampliamente utilizada por las empresas chilenas: El 40% de las empresas subcontrata. Además, el 25% de las empresas que subcontratan lo hace en su actividad principal. La conclusión es evidente: la utilización exce-siva de la subcontratación laboral ha llevado a las grandes empresas a considerarla como una herramienta esencial para gestionar sus procesos, de la que dependen no sólo como apoyo en las tareas complementarias o accesorias sino como recurso productivo directo.
Esta estrategia de subcontratar todo lo que se pueda la llevan a cabo sobre todo las empresas de mayor envergadura, que han desarrollado amplias cadenas productivas basadas en la subcontratación de servicios, en las que cientos de otras empresas trabajan para ellos, contratando por su cuenta a los trabajadores. En los últimos años se ha incrementado rápidamente la externalización productiva en sectores intensivos en mano de obra (retail, agro exportación e industria) y en sectores intensivos en tecnología (minería y bancos).
Con la subcontratación laboral las empresas logran eludir las obligaciones laborales: ellas no están directamente obligadas a cumplir la ley respecto de los trabajadores que subcontratan; son las empresas contratistas las que deben soportar las cargas salariales y legales y no las empresas que aprovechan el trabajo subcontratado. Además, es usual que las empresas contratistas, casi siempre de menor tamaño, aprovechen algunas normas legales especiales que atenúan las exigencias laborales y aun así la gran mayoría de ellas está expuesta a un alto incumplimiento por su frecuente vulnerabilidad económica.
Es normal que las empresas contratistas se resignen a un mercado de subcontratación habitualmente confuso, en que algunos de ellos tienen ganados per se contratos de servicios permanentes con grandes empresas manteniendo estable el servicio que prestan; otras, en cambio, se ven forzadas a competir periódicamente por precios para obtener la renovación de un contrato de prestación de servicios o la firma de uno nuevo. La estabilidad de los contratos de subcontratación con grandes empresas suele depender de las relaciones de lealtad con dichas empresas y de mantener los precios acotados o susceptibles de ser rebajados, más que de la mejora permanente de la calidad del servicio otorgado, el que como la mayoría de las veces consiste sólo en proveer mano de obra que labore directamente en la producción, no se diferencia del que ofrecen otros contratistas.
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La subordinación económica de la mayoría de los contratistas a las empresas mandantes para las que trabajan es evidente: la gran mayoría de ellos trabaja sólo para uno o dos clientes exclusivos, y no es raro que trabajadores con responsabilidades directivas de una empresa renuncien a ella para transformarse en uno de sus contratistas. En la práctica, la subcontratación laboral ha operado como una externalización de la gestión de recursos humanos de la empresa principal, delegándola en un grupo de contratistas que trabajan virtualmente en forma exclusiva para ella, logrando así un control total sobre la contratación y remuneración de trabajadores, pero sin aparecer la empresa principal como empleador directo de ellos.
Las condiciones exigidas por las empresas principales suelen ser innegociables para los contratistas; es usual el cambio de las condiciones pactadas y el término unilateral del contrato por parte de la empresa mandante con sólo 30 días de anticipación y sin expresión de causa.
No existen datos acerca de la cantidad de trabajadores subcontratados que están empleados en el país. Sin embargo, el 30% de los trabajadores que se ocupan en la actividad principal de las empresas que subcontratan su actividad principal, están subcontratados (ENCLA 2011). Por otra parte, datos de la asociación de empresarios del sector industrial, revelan que un porcentaje muy importante del empleo industrial es subcontratado.
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Habitualmente se arguye que la subcontratación promueve la especialización laboral y el incremento de la productividad. Mediante ella, empresas medianas o de menor tamaño podrían especializarse en la prestación de servicios específicos a otras empresas, que ante tal oferta renunciarán a proveérselo directamente y lo externalizarán. Esto puede ser cierto en servicios complementarios a la producción o incluso respecto a partes del proceso productivo que requieren competencias especiales por su complejidad, pero no explica la intensidad con que la subcontratación laboral ha penetrado en las tareas propias del giro de...
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