Los Consejos de Salarios en Uruguay con el gobierno de la izquierda

AutorLuis Ibarra
CargoInvestigador del Instituto de Ciencia Política y docente de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República
Páginas61-73

    Wage councils and the left governs in Uruguay

Page 61

Introducción

Uno de los rasgos más destacados del gobierno de la izquierda en Uruguay es, sin duda, la relación con el trabajo. El Frente Amplio puso fin a la desregulación del mercado laboral y restableció los Consejos de Salarios. La reaparición de esta institución típica del compromiso social parece un anacronismo, pero va acompañada también de cambios en sus características siguiendo las transformaciones del trabajo. El retorno a la negociación colectiva coincidió también con un crecimiento del producto y el aumento del empleo, sin embargo, estos aspectos sólo serán considerados aquí de manera lateral.

Page 62

Nuestro objetivo no es estudiar los efectos económicos y sociales de los cambios institucionales, sino buscar su causa eficiente en las relaciones entre los sujetos políticos.

El artículo analiza los Consejos de Salarios organizados por el gobierno del Frente Amplio. Procura demostrar que no son, simplemente, la actualización de una institución clásica del estado uruguayo, sino que envuelven, por el contrario, una inversión de las relaciones del trabajo con el estado y el capital. Empieza por delimitar el marco analítico, luego caracteriza a la institución clásica, recorre las modificaciones introducidas por la izquierda y, finalmente, reúne las conclusiones.

El punto de vista del trabajo

Diversas perspectivas teóricas enfocan la relación salarial destacando aspectos y problemas diferentes. Una primera clasificación distingue entre los puntos de vista que la consideran sólo como una relación de mercado y los que ven el vínculo entre trabajo y capital como una relación específica.

Es común considerar a la capacidad de trabajo como una mercancía. Oferta y demanda determinan, en este caso, los salarios y el empleo como ocurre con los precios y cantidades de cualquier mercancía. Las opiniones divergen aquí con respecto a la organización del mercado de trabajo.

El enfoque predominante en la década del noventa fue suprimir las interferencias en el mercado (WORLD BANK, 1995). Este punto de vista considera a las instituciones como una organización funcional, guiada por criterios de eficiencia. Critica la fijación de salarios mínimos y la legislación laboral protectora como factores que impiden el ajuste del mercado y producen efectos contrarios a los deseados. Espera que la desregulación disminuya los costos del trabajo y conduzca a un aumento de la demanda de empleo.

Con los años dos mil, en cambio, se extiende el rechazo de la informalidad como una amenaza al crecimiento económico y la integración social (BANCO MUNDIAL, 2007). Las críticas señalan que la desregulación, lejos de aumentar el empleo, en realidad redujo los salarios, afectó las condiciones de trabajo y produjo situaciones de exclusión social. Las instituciones tienen que ver, en esta perspectiva, con relaciones de poder asimétricas. Los enfoques vigentes presentan al trabajador como la parte más débil,

Page 63

consideran que el mercado acentúa las diferencias a favor del capital y requieren la mediación del estado, no para suprimir, sino para equilibrar la relación y redistribuir las rentas.

No se trata, sin embargo, de una vuelta atrás, que restablezca las antiguas normas, sino de regular unas condiciones de trabajo profundamente transformadas. La discusión sale de la disyuntiva entre regulación o desregulación, para desplazarse hacia la cuestión de los modos de regulación. Adquieren interés, entonces, enfoques que consideran el vínculo entre trabajo y capital como una relación particular, distinta del resto de las mercancías. Las diferencias refieren aquí a la reproducción o la ruptura de la relación.

La escuela de la regulación, por ejemplo, se caracterizó por estudiar las estructuras que permiten la reproducción de las relaciones sociales a pesar de su carácter contradictorio (BOYER, 2003). Considera a las instituciones como un resultado de luchas políticas, que regulan los conflictos sin suprimirlos, y ve la clave del desarrollo en el modo de regulación. Critica la flexibilización laboral y promueve una implicación de los trabajadores en el aumento de la productividad como base para reanudar los pactos sociales y orientar la acción del estado (LIPIETZ, 1997).

Las corrientes derivadas del obrerismo, en cambio, refieren la dinámica social al antagonismo de los sujetos y desarrollan el punto de vista del trabajo (TRONTI, 2001). Su concepto central es el de composición de clase: "definida por la composición 'técnica', es decir, por las formas tecnológicas de la producción y la organización del trabajo, y por la composición 'política', es decir, por la historia de luchas políticas, organización, por la mutación de necesidades y deseos" (NEGRI, 2002, p.162). El estado aparece aquí como la forma que domina la relación de clases y recibe las resistencias de los grupos subalternos. Desde esta perspectiva, los conflictos no consisten sólo en que los trabajadores aspiran a trabajar menos y ganar más, mientras que los empleadores quieren pagar menos por más trabajo. Están animados también por el deseo de escapar a la explotación y organizar la vida de manera autónoma.

El punto de vista del trabajo permite analizar los Consejos de Salarios no por sus efectos sobre el mercado de trabajo o la integración social, sino como una respuesta política a conflictos y sujetos particulares. Veremos, a continuación, las características de la institución clásica y luego los cambios introducidos por el gobierno del Frente Amplio.

Page 64

Los Consejos de Salarios clásicos

Los Consejos de Salarios consisten en "comisiones tripartitas, integradas por el gobierno, sindicatos y empleadores, constituidas por ramas de actividad, que tienen la facultad de fijar salarios mínimos" (ERMIDA, 2006).

Fueron creados a mediados del siglo XX como reacción a la formación en Uruguay de una clase obrera masiva. Los estudios del período señalan el crecimiento de la población urbana y un aumento en la cantidad de obreros industriales a partir de la década de 1930. Los aspectos técnicos de la organización del trabajo y los aspectos políticos de la historia de luchas, organización, necesidades y deseos definen, a su vez, una composición social particular (NEGRI, 2002). El taylorismo, la separación entre concepción y ejecución de las tareas, incorporó grandes masas de trabajadores no especializados a la producción en serie. Son una figura novedosa, ajena a las tradiciones proletarias del novecientos, pero altamente dinámica, que escapa de la miseria rural buscando una vida mejor y más libre. Estos sujetos protagonizaron un intenso ciclo de luchas y...

Para continuar a ler

PEÇA SUA AVALIAÇÃO

VLEX uses login cookies to provide you with a better browsing experience. If you click on 'Accept' or continue browsing this site we consider that you accept our cookie policy. ACCEPT