Seguridad social en Brasil: crisis y soluciones

AutorZeno Simm
CargoProfesor del Centro Universitário Curitiba, en Curitiba (PR), Brasil
Páginas16-22

Exposición hecha en el 4to. Coloquio Internacional Multidisciplinario de Seguridad Social "Pensiones, Problemáticas y Soluciones", Universidad Autónoma del Estado de Morelos, Cuernavaca, México.

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1. Introducción

Por lo que se observa, la seguridad social está en crisis en el mundo entero, y no se trata de un fenómeno nuevo. Una serie de factores contribuyen con esta situación, que van desde los puramente demográficos (caída de la tasa de natalidad y aumento de la expectativa de vida) hasta el impacto de las transformaciones por la que pasa la sociedad (cada vez más profundas y en intervalos menores), pasando por cuestiones burocráticas-administrativas (deficiencia de gerencia, fraudes, corrupción).

En efecto, la preocupación por el futuro de la seguridad social, a un nivel internacional, ya ha sido manifestada por lo menos dos décadas atrás, como comunica Celso Barroso Leite, un estudioso del asunto e incorregible optimista, que no hace mucho tiempo, colocó realmente en duda la "existencia de una 'crisis' en la acepción dramática y amenazadora del vocablo"1 , sólo viendo dificultades que no consideraba insuperables. También manifestó su "confianza en la posibilidad de solución, aunque al precio de ajustes no siempre cómodos y por eso no deseados"2 .

El principal problema que se observa es la incapacidad financiera de la seguridad social para atender todas las contingencias sociales, y en el caso de poder hacerlo, que sea de una forma adecuada y eficaz. Por eso, en muchas ocasiones ocurre una reducción o supresión de beneficios, aumento de las contribuciones de los asegurados y de la sociedad, o déficits de los organismos previsionales que deben ser cubiertas de una u otra manera, a veces en perjuicio de otros programas (inclusive sociales).

Lo que está claro es que es necesario hacer algo, y rápido, para superar esa crisis. Mientras tanto, no se puede hacer una nivelación "para abajo", y menos todavía una supresión o reducción de los derechos humanos fundamentales, inclusive y especialmente los llamados sociales, que se constituyen en eso mismo, en derechos que fueron conquistados a lo Page 17 largo del tiempo, que están garantizados institucionalmente y representan un patrimonio común de la humanidad.

2. La crisis del Estado y de la Seguridad Social

En la década de 1980, se observó en varios países una acentuada crisis del Estado de bienestar, en parte resultante de las condiciones del mercado de trabajo, teniendo en vista un elevado índice de desempleo y la precarización del empleo en las empresas privadas, afectando así el sistema de garantía del pleno empleo propugnado por ese tipo de Estado. También se percibió una crisis fiscal, con un sensible déficit económico resultante de un aumento de gastos que no fue acompañado por el correspondiente aumento del rendimiento, que tornó al Estado ineficiente y necesitado de abrirle un lugar a la iniciativa privada; resultando de esto un proceso de privatización de algunas actividades que hasta entonces eran desarrolladas por el poder público, verificándose a partir de ese momento una verdadera "desconexión" del Estado y la asunción, de la iniciativa privada, de algunos servicios que antes eran propios del Estado.

Son muchos los factores que llevaron a la crisis de ese Estado social o de bienestar, que no comportan análisis en este estrecho espacio. Sin embargo, no se puede olvidar que el Estado social, con todos los derechos, garantías y protección que trajo al individuo y a la sociedad, parece no tener condiciones económicas de hacer frente a esas prestaciones, para cumplir aquello que se propuso. Tampoco cabe aquí analizar las causas de esta incapacidad, que varían desde las profundas modificaciones que el mundo sufrió y viene sufriendo en varios sectores, con la alteración de la situación fáctica, pasando por las crisis económicas mundiales, por la corrupción, por la excesiva burocratización del aparato estatal, por el capitalismo financiero que volatiliza los recursos financieros, y otras tantas circunstancias, hasta llegar a las nuevas tecnologías de producción que día a día afectan el nivel de empleo.

Pero así como el Estado social o el Estado de bienestar social está atravesando una fase crítica, también la seguridad social sufre los efectos reflejos, e igualmente entra en un proceso de crisis, dada su íntima relación con aquel modelo de Estado. Realmente se puede decir que la crisis del Estado es la crisis de la seguridad social y viceversa.

Esa crisis de la protección social es, de la misma manera, un fenómeno mundial. Y, así como sucede con la crisis del Estado, aquí también son variadas las causas, que van desde las alteraciones del cuadro social hasta las nuevas formas del dominio capitalista.

En efecto, los principales derechos de la seguridad social fueron introducidos de forma más intensa a partir de la 2ª Guerra Mundial, cuando los horrores de las batallas aún motivaban el deseo de seguridad, de bienestar, tranquilidad con relación al futuro. Sin embargo, las condiciones sociales eran muy diferentes de las actuales, lo que tiene una considerable relevancia, porque los regímenes de seguro social son, siempre, regímenes a largo plazo. Vale la pena destacar, que cuando se instituye un sistema previsional, por mejores que sean los cálculos actuariales y las condiciones económicas y financieras del momento, los principales efectos y resultados de ese sistema solamente serán sentidos después de 30 o 40 años, cuando por lo general se inicia el pago de la mayor parte de los beneficios. Y es obvio que en ese entretiempo las condiciones sociales sufren alteraciones, que son cada vez más frecuentes y más profundas. Entre esas modificaciones pueden ser citados, por ejemplo, hechos como la caída de la tasa de natalidad, el aumento de la expectativa de vida, el desempleo, la volatilización del capital, la globalización de la economía, la migración de trabajadores de un país a otro sin conservar sus derechos previsionales, el surgimiento de nuevas necesidades, el aumento de costo de las políticas públicas, etc. En algunos países pueden agregarse como causas del déficit de la seguridad social, el desvío de sus recursos para otros fines, las fallas en la administración, la evasión y la corrupción, además de algunas acciones de cuño nítidamente populista o demagógico y no técnico, como la creación de nuevos beneficios previsionales sin la previsión de la respectiva fuente manutención. Tales fenómenos también se verifican en Brasil, donde, desde hace un tiempo, impera la regla de que "ningún beneficio o servicio de la seguridad social podrá ser creado, aumentado o extendido sin la correspondiente fuente de manutención total"3 .

Analizar lo que sería esa crisis mundial exige una investigación muy amplia sobre sus causas, que como ya fue mencionado, son las más variadas, algunas de las cuales son verificadas en la generalidad de los países, otras encontradas sólo en uno de ellos. Exige también, que se responda a algunas indagaciones, como por ejemplo aquellas propuestas por el jurista uruguayo Hugo A. de los Campos4 en la excelente obra que trata de la seguridad social frente al sistema económico, y que fueron bien sintetizadas por Guillermo Chifflet:

"¿Cuál es la relación entre la seguridad social y los sistemas económicos? ¿En qué etapas históricas y en qué circunstancias nació y cómo se fue perfeccionando la seguridad social? ¿Hay concepciones políticas y económicas que puede conducir a su desmantelamiento? ¿Por qué motivos, entre quienes se consideran defensores de la seguridad social, o aún en ámbitos académicos, no se analiza la relación entre la seguridad social y la política económica vigente? El liberalismo económico, ¿es compatible con la seguridad social?"5

Una de las causas señaladas para la crisis ha sido el actual sistema económico, de naturaleza más liberalista, también llamado neoliberalismo. Los liberales, al contrario, rechazan tal idea. Guy Sorman, por ejemplo dice que

"no es el liberalismo el que amenaza a la Previsión Social, y sí la mala gestión. Es ridículo acusar a los liberales de querer suprimir todo tipo de previsión bajo el pretexto de obligar al individuo a reaccionar a los desafíos económicos. La protección garantizada contra la enfermedad y contra los grandes riesgos sociales pertenece al contrato establecido entre los ciudadanos y el estado en una sociedad liberal moderna."6

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Según Joaquín Aparício Tovar, se presencia una aplastadora presión sobre la urgente e imperiosa necesidad de reforma del sistema, porque la Seguridad Social está ligada a una crisis financiera que pone en riesgo su propia supervivencia; pero contesta esta propuesta porque "la crisis siempre ha sido un elemento consustancial de la Seguridad Social, sin que él presuma poner en duda su supervivencia", entendiendo ser ésta una "crisis de crecimiento"7 .

Está claro que ésta y otras cuestiones deberán ser analizadas por especialistas, en busca de soluciones que permitan enfrentar las dificultades (notoriamente financieras) por las que pasan los diferentes sistemas previsionales en todo el mundo. Sin embargo, el remedio no puede matar al paciente, o sea, cualquier propuesta de solución no puede traer consigo la idea de supresión o disminución de la protección social a la que tiene derecho todo ser humano, como un derecho básico e inherente a su condición de ciudadano.

3. La Seguridad Social como derecho del ciudadano

Aunque muchos autores traten el tema de la ciudadanía sólo considerando los aspectos de los derechos civiles y políticos (ciudadanía civil y ciudadanía política), sin duda ésta posee una dimensión mucho más amplia, comprendiendo también...

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